En diferentes zonas de la región, se viene fortaleciendo la producción de miel de abeja con un enfoque sostenible, técnico y organizado. Más de 2,500 apicultores reciben apoyo directo a través de capacitaciones, equipamiento y asesoría especializada que les permite mejorar su producción y acceder a mejores mercados.

Gracias a este impulso, se espera que las familias dedicadas a la apicultura aumenten sus ingresos, posicionen su miel en mercados locales y nacionales, y contribuyan al crecimiento económico de sus comunidades.

Este esfuerzo apuesta por una economía rural más fuerte, sostenible y conectada con el cuidado del medio ambiente, a través de una actividad que también protege a las abejas y promueve la biodiversidad.