En una zona altoandina del distrito de Capaya, en Aymaraes, más de 26 mil árboles de queuña están creciendo con fuerza en un área de más de 26 hectáreas. Estos árboles, que ya tienen un año y medio de desarrollo, forman parte de un esfuerzo por devolver la vida a espacios naturales afectados por incendios y otros daños ambientales.

Para asegurar su crecimiento, se instaló un cerco de protección que evita el ingreso de animales. Además, se realizan trabajos constantes de cuidado como riego y limpieza del terreno.

La reforestación con especies nativas no solo protege la biodiversidad, sino que también ayuda a conservar fuentes de agua y mejora las condiciones del entorno para las comunidades cercanas.